Amanece aunque es de noche,
con un rayo de luna termina,
el invierno que todo cubría
en aquella alma que solo dormía.
No había ni luz ni color
en el desierto en que un día cayó
solo se oía a lo lejos e inquieta
una voz tenue cual brisa serena.
Hoy esa voz se alza a los vientos
de norte a sur va levantando sueños
que cual titanes dormían en silencio
esperando solo a que llegara el momento.
De este a oeste se escucha un relincho
de un palomino que cabalga sin tino
quizás sin camino quizás sin destino
pero en esencia indomable e incierto.
Por Juan Scarton (jscarton@gmail.com)
Publicado bajo licencia CREATIVE COMMONS 3.0 BY-SA-NC
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